domingo, 23 de noviembre de 2008

Vuelvo al sur


Astor Piazolla
Fernando Solanaz
....


Vuelvo al sur
Piazzolla & Solanas

Para Carolina Rodríguez de Tamango

Víctor Bustamante

Esta tarde de sábado el sonido del chelo del Quarteto em Mim es presencia, pasa, repasa con el arco las cuerdas y dan como esa circustancia de melancolía que persiste, insiste como el piano que acompaña, lleva la melodía de su mano a ese país extraño de una gran composición musical, “Vuelvo al sur”. Arrancan en primera los violines hasta cuando el chelo con el sonido bronco del arco se empecina contra las cuerdas como si fuera un molto vivace.
La pieza instrumental comienza como con un devaneo de los instrumentos, chelo y el violín, que lleva la dirección y le da como ese matiz de saudade acompañada inicialmente con el piano que sirve de contrapunto y es como un presagio de lo que vendrá. Desde ese instante, cuando entran los chelos con esa violencia que desgarra, sí, y ahí estoy, estamos impresos y es esa cosa que contrasta con la idea del violín en otra cosa más extraña: el fuego de la creación, y en ese maremagnun dirige el violín y solo me quedo en esos dos instrumentos, tres. Porque son dos violines que desgarran música esta tarde lluviosa de julio, luego regresa al final el chelo a dar unas pinceladas. Y es que caemos en cuenta que el chelo ha cambiado de sonido y no quiere responder en ese tono y es que este tango ejecutado como música de cámara se ha terminado.
La intención de Piazzolla era convertirlo en una pieza del repertorio clásico. Así, desde los 60, Piazzolla, solo, lucha ante la irrupción del rock que invade todo tipo de culturas y de músicas nacionales creando la llamada fusión y la confusión. Piazolla le da este aire clásico al tango situándolo entre las músicas del mundo. Mejor dándole otra definición porque el tango ya estaba ubicado en el país del corazón de los tangófilos.
Hay otra versión de este tango, entregada por Tamango. Mientras su cantante, Carolina, aferrada al micrófono nos dice los autores de música y letra de “Vuelvo al sur”, y el bandoneón golpea con fuerza en esta misma tarde de sábado. A pesar de la guitarra, de la batería y el piano portátil. Siempre la guitarra y la batería se cuelan, anunciadores del rock, no a la influencia, sino a dar cierto toque chic no moderno, sino común a nuestros oídos que persisten y persiguen el rastro del bandoneón que nos dice, persiste e insiste, que allí hay un tango que no quiere naufragar. Estos instrumentos son apenas accesorios porque el bandoneón nos dice con su fraseo musical que es su presencia junto a la voz de Carolina la que se impone. No voy a decir un tango moderno sino clásico, no voy a decir un reciclaje del rock sino una circustancia.
Eso. Nadie ha expresado tanto a Buenos Aires como el bandoneón y Borges. Allí hay una interacción y un arropamiento que solo lo da la melancolía del bandoneón. Eso, en los poemas de Borges, las calles de Buenos Aires son mi entraña. Digo, porque ahora quiero hablar es de esa melancolía que me arrastra en esta tarde de sábado. A eso le agregamos la persistencia de la letra, del leitmotiv, ese signo, ese símbolo, el sur, ni abajo ni arriba sino en ese lugar donde el sur es un punto cardinal y un país, Argentina. Sí, ahí está el sur donde siempre volvemos para escuchar los tangos, ese acervo musical que perdura pero ahora este tango persiste en confundirlo y definirlo desde la analogía, sur- amor, y ya no queda nada para hacer, además en esa extracción e interacción se refiere en su letra al bandoneón ese instrumento creado en Alemania hace tantos años y que nadie pensó que lo elaborarían los artesanos alemanes nada menos para que viajara al sur, a la Argentina y le daría el toque que necesitaba el tango. El sur es amor y deseo, pasión y fuego.
Este otro sábado escucho solo la versión de Goyeneche, y la que me rompe esta mañana, con la perfección de la letra de Solanas y la música de Piazolla, mientras Roberto Goyeneche canta con su voz, diría, que aguardientosa, cascada, mejor la voz para el tango. Eso, una voz para ese tango. Y por ahí detrás de su voz como una cortinilla musical una saudade: el bandoneón, que se contrae y se estira y en esa sencilla opción de las manos y del virtuosismo aparece esa música, ese tango que me acompaña, mientras los dedos mágicos del bandoneonísta exprimen los sonidos al fuelle que caen como la tinta negra a la calle.
Entonces la cámara se aleja en la película de Solanas, Sur, y queda un viejo almacén con la luz de los bebedores nocturnos que ha sorprendido la madrugada y la calle y afuera, colgadas en el alambre la ropa al viento, que nos sitúa en un suburbio y es que nos damos cuenta que vivimos otros tiempos, el de la impunidad, mientras el tango permanece incólume como una expresión de Argentina, su máxima expresión. Aquí el bandoneón le da ese color, esa cadencia a ese tango que llega a rivalizar con la voz de Goyeneche.
Carmina Cabrera con un tono intimo canta “Vuelvo al sur” con una cadencia cercana al blues y con otro sabor que le da el saxofón que va apareciendo, poco a poco, detrás del piano, junto a la guitarra y a la batería. Pero cuando el saxofón intenta ubicarnos en alguna calle solitaria del Bronx, la voz melancólica de Carmina Cabrera se impone y nos entrega ese tango como con algo de jazz, pero la cadencia de la voz de Carmina termina imponiéndose por su calidez.
Otro sábado de noviembre escucho “Vuelvo al sur” de Gotan Projec que es una versión unos treinta años después de la inicial. Hay percusión, la guitarra y un bandoneón diferente, y una voz dulce de mujer. Recordemos que un instrumento, a pesar de las notas y del tecnicismo para ejecutarlo, siempre posee el dueño de un estilo, luego hay más percusión que parece ser el signo de las músicas actuales. Con la música ocurre aquello de las diversas versiones. Unos ejecutan una versión de una misma pieza con instrumentos diferentes como si quisieran alejarse de la inicial, pero a pesar de estar revestida de mas percusión y de un bandoneón diferentes el aroma de la canción permanece (pienso que hay exceso de percusión que esconde esos puntos de silencio, esos instantes donde esperamos que continúe desangrándose el bandoneón, mientras el pianista golpea las teclas es para que el tango no se disuelva que es su sabor perenne). Eso no la hace más “moderna” en el sentido que sacrifica el destino del tango y la hace más roquera que las anteriores sino que es otra versión, porque existe la creencia de algunos melómanos en pensar que hay versiones mejores o no de un mismo tema.
Solo hay algo que es un referente: la primera versión es la que encanta y atrapa porque es la que abre una puerta para el que escucha. La primera versión es el riesgo inicial del creador, es lanzar esas notas al aire de las noches del mundo para que en su telaraña de sonidos atrapen a los melómanos, ya sea en concierto, pero sobre todo en la soledad de las mesas de los bares donde el tango es refugio, perseverancia y aroma de la noche, cuando nos acompaña, mientras las calles se hacen mas negras y solitarias. Allí en el café el tango deja de ser la espera para musitarnos esas bellas palabras ese lánguido sonido que nos une y que perdura. Iba a decir que quería como Cioran que su tempo fuera más lento para que el bandoneón se expresara.
Este otro sábado escucho ““Vuelvo al sur”” del grupo australiano Zigatango que interpreta su versión con guitarra, acordeón y dos violines. Hay un violinista que es el que nos concentra y lleva la música de su puño, es decir del arco de su violín con pinta mas de roquero que de concertista, el violinista de los cabellos largos, sobre el escenario, le imprime una pasión a su violín que parece que lo amara, que se amara a si mismo, que fuera ha desgarrar las cuerdas. Este grupo da la apariencia de ser un grupo itinerante de música, gitanos que se han detenido detrás de su carpa para interpretar un tango, y es que caemos en cuenta que ese violinista, Geoffrey Pearce, nos incomoda, parece que estuviera poseído por la música que diabólica nos atrapa. Cierto, este violinista de Hamellin es capaz de embrujarnos con esa interpretación tan apasionada de su instrumento. Y así mismo nos da una versión hermosa desde las entrañas de ese otro sur, tierra incógnita, que es Australia.
También hay una versión de Caetano Veloso, que le da su carácter pero siempre desconfío de esos cantantes que les da por interpretar todo tipo de música, o por cantar álbumes con la supuesta melodía más importante de cada país. También hay una versión de Mercedes Sossa, pero mis oídos, no mis odios, siempre la han ubicado más allá, en otro lugar, la música de protesta. También existe la versión de Amelita Baltar, pero lo que podría ser la versión femenina en el altar del tango, un contrapunto con la de Goyeneche la desdibuja por su voz demasiado educada que da la impresión de que le falta algo de demonio, que es la razón de los cantantes de tangos: felling.
Escuché por primera vez este tango, “Vuelvo al sur”, en Sur (1988) la película de Solanas que comienza con el tango, una obra maestra, “Sur” de Homero Manzi, como si Solanas le hiciera un homenaje, a ese poema que es un tango y, al terminar la misma película con otro tango “Vuelvo al sur”, como si entre ambas composiciones mediara toda una generación y los dos confluyeran en ese vértice que el tiempo ubica y que la crueldad del hombre define en ese amado Buenos Aires, tan caótico, inmerso en la lucha fraticida entre el fascismo sucio y la voz popular.
Los sábados son la preparación para ese día, los domingos en la tarde, en que los suicidas prefieren hacerlo, pero este tango, ““Vuelvo al sur”” aprisiona y nos deja en ascuas: es demasiada esa melancolía impresa en esa bella melodía. ““Vuelvo al sur”” nos lleva al fin del mundo, a esa tierra allá abajo que era el abismo del mundo, el fin, donde Poe viajo de una manera ilusoria, pero lo que escuchamos es nuestra melancolía, nuestra saudade interior definida por Pessoa.
Mientras Javier Ocampo está detrás del mostrador ubicando su colección de tangos solicitados y Orlando va de un lado a otro por el pasillo del Homero Manzi, y trae media de ron, sé, que algo es cierto, este tango, “Vuelvo al sur” pasa por mi piel y me desgarra. Eso, Goyeneche regresa y nos abofetea.

......


Vuelvo al sur:

Inmensa luna cielo al revés

Karol Rojas

Volver nuestros pensamientos, nuestras tradiciones y culturas, en general, nuestras almas al sur y dejarnos de occidentalizaciones y sueños americanos y superficiales…
convertir en sur nuestros sueños y nuestras acciones , vivir en el sur, morir en el sur, pensar en el sur y amarnos en el sur; llegar a convivir en realidad con nuestros hermanos del sur y alzar nuestras manos para luchar juntos, nosotros los sureños –no los verdes- sino la combinación de todas nuestras razas, idiomas, expresiones y pasiones…
Nosotros quizá con muchas más razones, al fin, es Colombia el principio de este hermoso sur…

....


Versiones de Vuelvo al sur:



domingo, 19 de octubre de 2008

Tango. Harold Alvarado Tenorio


Tango
Harold Alvarado Tenorio
16/12/2006

Valiente y hermoso
no pudo la muerte
malgastarte.
Mis labios
te hacen inmortal:
te he amado mucho.
Sin falta recuerdo
el fulgor de tus ojos
la magnolia de tu piel
tu sonrisa de malevo
tu rítmico andar
y esa manera de engañar
que sólo en ti perdono.
No volverás,
ya lo sé.
Tampoco soy el mismo
que amaste.
El daño y las penas
han hecho de mí un despojo
y de mi alma
una errante sustancia.
Y entonces
de repente
en un café
de Alvear con Uriburu
apareces.
Te veo llegar,
me buscas
y como si nunca hubieses
partido
me saludas
y sonríes desde esa eternidad
donde te amo.
Vana es la muerte
para quien sobrevive
y sigue amando.
Vana también la vida.

(Tomado de Babelia)

viernes, 10 de octubre de 2008

La gitana rusa



Cómo fué que un tango llamado " Tus ojos", escrito en Ucrania en 1.940por un tal Saverio Sadán para su flamante nuera en Buenos Aires,terminó siendo el mayor éxito de la orquesta del bandoneonista JuánSánchez Gorio, quién lo registró como propia bajo el nombre de "Gitana rusa".

"Tengo algo sorprendente para vos, que te entregaré en Buenos Aires,me dijo Juán Carlos Cáceres por teléfono, desde París.Dias después colocó delante de mí, sobre una mesa del Tortoni, cinco amarillentas hojas pentagramadas. Se trataba de un tango fechado del 10 de agostode 1.940 en la pequeña ciudad ucraniana de Umañ, a medio camino entre Kiev y Odessa. Los textos estaban en ruso. De titulo "Tus ojos" y una dedicatoria " a la querída Celia ". La música pertenece a un tal Saverio Sadán, y en la última cuartilla hay una extensa letra firmada D. M. Glinberg. Pero esas notas manuscritas por un desconocido no suenan nada extrañas. Son las de un tango que alcazó gran popularidaden la Argentina a partir de 1.942 , gravada por la orquesta de Juan Sánchez Gorio, con su cantor el uruguayo Luis Mendoza: "Gitana rusa".

Hasta el momento en que Cáceres depositó sobre la mesa el ajado original no había por qué dudar de que Sánchez Gorio lo había compuesto. Pero la historia de éste tango no es menos exótica que sutema y puede contarse así: Demetrio Sadàn, quién llego a encabezar la sección Cables en el diario Crítica, nació en Ucrania en 1.910,abandonado por su madre, al haberse separado de su padre Saverio,judio y violinísta. Mientras tanto, ella viajaba a Buenon Aires,convertida en mujer de un diplomático argentino. Tras la revoluciónrusa y la subsiguiente guerra civil, Demetrio fué enviado a reunirsecon su madre y con once años realizó una travesía en tren y barco.luego de sus estudios ingresa a Crítica y en 1.938 se casa con su secretaria " Celia Piva ", dos años más tarde recibe de su padredes de Ucrania , como obsequio para la desconocida nuera, ese melodioso tango que Saverio , vuelto a casar con una cantante líri cajudeopolaca, había compuesto y al que un amigo suyo habia adosado una letra muy romantica.

Queriéndo darle algún destino a ésta obra de su padre la entregó a su amigo Horacio Basterra, quién firmaba sus obras como HoracioSanguinetti, autor de tangos tan famosos como " Nada", " tristeza marina", " los despojos", entre otros muchos. Horacio decidió confiar ésta obra a Sánchez Gorio y adosarle una nueva letra en español que seconvertiría en un buén exponente del Kitsch.

Sánchez Gorio retocó mínimamente las notas y registró con Sanguinetti, la pieza como propia.Muchos años más tarde, Cáceres, entre tanto casado con la hija de Demetrio, tocò en el piano para su suegro la composición original de Saverio, pero no le gustó, tenía metida en el corazón la versión rítmica y contundente de Juan Sánchez Gorio. De Saverio el violinísta sólo se sabe que fué muerto por los nazis.


De todo tango.

por Julio Nudler

Francisco Duque.

jueves, 4 de septiembre de 2008

La música de Manuel Mejía Vallejo

ManueL Mejía Vallejo

Jaime Jaramillo Panesso
Asistentes

Dora Luz Echavarría, Dora Ramírez y María José Mejía

Dora Luz Canta "Vanidad"

Adelaida Mejía

El cantante Luis Penagos


Catalina Garcés

Oscar Mario Estrada y Néstor López

María José Mejía

.....

La música de Manuel Mejía Vallejo
Víctor Bustamante

Conferencia en el salón Málaga en la carrera Bolívar. Hora las cinco de una tarde lluviosa, el público deslumbrado ante la sabiduría de Jaime Jaramillo Panesso que repasa y nos pasa la música que acompañó al escritor Mejía Vallejo, pero no sólo a él, sino a sus amigos.
Mejía Vallejo era ante todo una persona que vivió la ciudad desde un sitio muy peculiar: los bares diversos que son una forma coloquial de buscar cercanía con los amigos y, así mismo, punto de encuentro para unos tragos y lo más preciado: la música que es la vida. Desde ese sitio, el café como sala de estar y de visita se retrotrae a los amigos que lo acompañaron en sus diversos momentos que son, eran nada menos que una buena conversación y unos buenos tragos y la música que siempre acompaña que sirve como emético para un encuentro, como una excusa. Así la música.
Jaime con su sabiduría habitual, con su buen humor y su buen amor, nos va adentrando en la poesía de Mejía Vallejo, nos va llevando de la mano hacia ese paraíso sin excusa, y sin tiempo, que son las canciones que embargaron al escritor y cuyos autores y cantantes se han tatuado en la memoria de sus amigos: Margarita Cueto, el maestro Mora, Juan Arvizu, Valente y Caceras, Elvira Ríos, Libertad Lamarque, Gardel, Obdulio y Julián, y Edmundo Rivero entre otros.
Cada que el expositor daba una explicación, una anécdota nos remitía al mundo interior de Mejía Vallejo y nos relataba y describía ese tesoro que es la música que siempre lo acompañó, como si nos diera ese matiz personal que son las canciones y los momentos felices sin tiempo que se pasaban alrededor de una mesa de café y de una conversación.
Hoy esas canciones tuvieron otro sabor en la exposición de Jaime Jaramillo Panesso. Hoy, esta tarde, en el Málaga, se sucedía esa ceremonia lenta y fatigosa que es la lucha contra el olvido y la sorpresa de saber que la muerte aleja y apenas queda la cercanía de algunos momentos, eso, momentos, donde los amigos ausentes crean ese eterno muro de lamentaciones que es la amistad.









domingo, 27 de julio de 2008

UN TANGO EN EL CARTUCHO


UN TANGO EN EL CARTUCHO
J. Arturo Sanchez Trujillo
Niña Liliana.
Ingenua saltarina de nubes en la noche,
fiel picotera de ilusiones embaladas.

De las tragedias del amor partió temprano,
para bailar y fumarse una tragedia,
en sus brillantes islas de sal;
que eran los ásperos bosques de hormigón,
por arrabales.

Allí tropezó en su luna negra.
Un ángel del placer que guardaba cuchillos en las alas,
la abrazó con turbulencia de vientos olorosos e implacables.

También fue dama de arandela y cachivaches,
flor del cartucho,
supernota.
La tierna bailarina del show de pasarelas

Ahora patina solitaria en el trajín de tijeradas
sus huellas interiores.
Fatigas, consumos, abstinencias,
ceniza de carencias en su rostro.
Y ha perdido sus dientes en estrechos jardines agitados,
debajo de algún puente en la entramada.

Ahora va muriendo en muchas calles.
Lleva encima la verdad de la intemperie.
Espera vadear últimos tramos al azar de algunos puchos,
entre pasos anónimos de todos los nombres.

Y un crudo aceite nocturno,
ha hecho casa en sus dedos infectados,
rotos
como sus sueños.

Ahora declinan sus ojos día a día,
en el espantoso misterio de su existencia.
Dúo de luz, sus antiguos bellos ojos,
ayer destellantes colibríes enmielados.
Hoy avechuchos del horror
que caen de un cielo ennegrecido,
donde todo se ha ido derrumbando.
.....
....
....
...
J. Arturo Sánchez Trujillo. Medellín, 1954.—Cofundador de revistas y grupos literarios en Medellín. 1970—1980.— Premio Radio Habana Cuba. 1975.— Columnista y Director suplemento literario de Diario El pueblo en Nicaragua. 1978.—Talleres Literarios en barrios, centros educativos y culturales de Medellín.1980—1990.—Director Casa de la Cultura de Caucasia Antioquia. 1989.—Profesor de literatura y talleres literarios en Casa de la Cultura de Copacabana. 1990.—Cofundador del Festival Internacional de Poesía en Medellín. 1990.— Premio “Poesía Capital” en convocatoria de la Casa de Poesía Silva 2005.Publicaciones.—Sus poemas han sido publicados en revistas y suplementos Literarios del país y deCentroamérica, y en la Antología de Literatura Antioqueña, Clásica y Contemporánea. 2003.—Poemarios publicados: Ágata 1.994, Baile en el Bosque del Extravío 1996 y Makela Bantú1998.Inéditos.—Cuentos por Cobrar. Novela 2003.— Fuego en el Lago. Poemario 2005.—Décimas para niños y niñas. 2006

jueves, 24 de julio de 2008

Mederos, bandoneón y sinfónica




Manos en el fuego

Mederos, bandoneón y sinfónica
Jaime Jaramillo Panesso

Rodolfo Mederos pertenece a esa reducida cofradía de los grandes bandoneonistas que, con él, conforman el cuadro de oro en el tiempo actual del tango, como Leopoldo Federico, Ernesto Baffa, Raúl Garello, Pascual Mamone, Marcucci, Osvaldo Montes, Juan Mosalini, Arturo Penón, Julio Pane, Osvaldo Piro (mejor como pianista), Eduardo Rovira, Dino Saluzzi, y por supuesto los dos grandes, Aníbal Troilo y Astor Piazzolla, muertos hace algunos años y cuya influencia marca a los nuevos digitadores.
Mederos nació en la ciudad de Córdoba, Argentina (1940) y allí comenzó sus estudios musicales y de biología, abandonando esta última disciplina por el tango. Además de bandoneonista excepcional, es director, compositor y arreglista. Trabajó en la orquesta de Osvaldo Pugliese y es de la escuela contemporánea de Piazzolla. No obstante su vanguardismo, Mederos tiene un pie atado al tango original histórico, lo cual permite abarcar el sentimiento de la música ciudadana in extenso. Vivió muchos años en Europa donde por poco se ahoga en ese tipo de tango “a la europea”, más música de cámara o para películas que con el sabor popular de la melodía porteña. En 1996, en la brillante compañía del pianista judeo-argentino Daniel Baremboim, plasmó en un disco de antología, varios temas tangueros y del folclore que hacen parte de lo mejor en el género.
Con la Orquesta Sinfónica de Eafit, dirigida por Cecilia Espinosa Arango, Mederos se presentó el 18 de julio en el Teatro Metropolitano de Medellín. Hace unas semanas hubo de terminar el Festival Internacional del Tango, con deficientes voces femeninas y actividades académicas notables. El Festitango debiera pensar que la calidad de intérpretes como Mederos, no para presentarlo en plaza abierta con parejas de baile en zapatos tenis, contribuiría a mejorar la apreciación del tango refinado y exquisito en lo musical, que bastante falta nos hace.
El programa con la Sinfónica se desarrolló, en su primera parte, con temas musicales de la más rancia y bella tradición tanguera con arreglos del maestro Mederos. De la Guardia Vieja, aquella de los comienzos del siglo XX, cuando despuntaba apenas la orquesta típica y perfilaba la paternidad del tango con Don Ángel Villoldo, se escuchó La Biblioteca de Augusto Berto, El Caburé de Arturo de Bassi y de Villoldo El porteñito, con aire de milonga copetona. De Carlos Gardel: Volver, Soledad, El Día que me quieras y Melodía de Arrabal, donde el bandoneón se cuelga de la orquesta , alentando la melodía que expresan las cuerdas de los violines, chelos y contrabajos, mientras el “fueye” adorna de manera fulgurante. En El día que me quieras, Mederos extrae los mejores jugos románticos de un tema canción que está en la boca y en el corazón de los latinoamericanos y de todos los hispano-parlantes del mundo. Con Sur, de Aníbal Troilo, Mederos realiza un solo de bandoneón, donde el dominio del instrumento pareciera que al contacto de sus manos, como en la lámpara que al frotarla da nacimiento al genio en la literatura árabe, Mederos hace resucitar a Troilo y al poeta Homero Manzi que suscribió los versos “Ya nunca me verás como me vieras, recostado en la vidriera esperándote”.
La orquesta de Eafit, con todos sus músicos en la entera orgía del tango, se extiende por los predios de Piazzolla, Milonga del Ángel y Oblivión. Pero es el climax logrado en las composiciones de Rodolfo Mederos, donde se alcanza a evidenciar la alta calidad del maestro y la integración orquestal, especialmente en Memorias y Olvidos.
Mederos, con su blanca cabeza, la sobriedad y el señorío decantados en ese gusano musical, el bandoneón, que se desarruga montado sobre la manta de su pierna izquierda, adquiere una estampa de Quijote con frac, el que anuncia, el que convoca a los oídos gozadores de la música ciudadana, donde las manos, donde los dedos succionan la notas blandas, las notas duras de la milonga procesional.

domingo, 29 de junio de 2008

JULIO DE CARO







JULIO DE CARO

Jaime Jaramillo Panesso

Julio de Caro es un mojón fundamental en la historia del tango. A partir de su estilo y argumentación musical, rompió los cánones establecidos por la vieja guardia que hubo de darle nacimiento a un género que surgió para bailar, en manos de intérpretes y compositores de oído, llamados orejeros. De Caro destapa el papel de los músicos de escuela que conocen la técnica y la calidad artística. Por supuesto que ello le trae enfrentamientos con la escuela tradicionalista enmarcada en un formato tanguero que hoy todavía supervive.
Julio de Caro nace el 11 de diciembre de 1899 y muere el 11 de marzo de 1980. Descendiente de padres italianos con herencia cultural refinada, (primo del director de cine Vitorio de Sica) desde niño aprendió música, al igual que sus hermanos, algunos de los cuales lo acompañaron en su conjunto, como Francisco, pianista y compositor, y Emilio, violinista. Su padre, que aspiraba a un Julio como violinista de una orquesta sinfónica, lo expulsó del hogar cuando supo la determinación por el tango de su hijo. Este hecho fue contundente para sellar su ingreso al grupo de Juan Carlos Cobián y a recoger sus enseñanzas y sus músicos cuando Cobián se alejó en uno de sus innumerables viajes. Así emerge el sexteto de Julio de Caro en 1924. Pero Julio de Caro antes había tenido un recorrido juvenil con otros grandes como Arolas, Firpo y Fresedo. Entre los bandoneonistas que compartieron su amistad y dirección se encuentran los nombres admirados de Pedro Laurenz y Pedro Maffia.
Julio de Caro revoluciona el devenir del tango por la ejecución dúctil y polifacética, en especial a la hora de proyectar su sexteto. Su violín se caracterizó por los solos fraseados, solos que también realizaba el bandoneón y el piano, haciendo del tango un género con mayor énfasis en la originalidad y dominio instrumental y en el sesgo del oyente hacia la intimidad. Julio de Caro entronizó el violín corneta, un acople del instrumento con una bocina amplificadora del sonido que si bien lo deformaba, le permitía al ejecutante llegar a mayor público distante, en una época donde aún no existían los modernos sistemas de ensanchar los sonidos orquestales, incluida la voz humana.
El maestro Luis Adolfo Sierra dice de Julio de Caro: “Todo el desarrollo de la labor interpretativa de la orquesta de Julio de Caro se condensa en la consabida fórmula de que “el tango también es música”…..La escuela de Julio de Caro bifurca incuestionablemente todo el proceso posterior en dos corrientes irreconciliables desencontradas. Una, la corriente “evolucionista” inaugurada por Juan Carlos Cobián, Osvaldo Fresedo y Julio de Caro. La otra, la corriente “tradicional”, aferrada a las viejas formas de ejecución”.
Horacio Ferrer señala:” Creador indiscutido del estilo que involucró la primera transformación espiritual profunda, musicalmente progresista y estéticamente revolucionaria en las formas instrumentales del tango”.
El tema que consagra a Julio de Caro es Boedo, nombre que corresponde a una avenida y a un barrio de Buenos Aires, barrio al que canta también Homero Manzi. Otros temas de su autoría son Mala Junta, El Monito, Tierra Querida, Copacabana, Buen Amigo, Aníbal Troilo y Despedida. De Caro se ufanaba de haber sacado el tango de la imagen gauchesca que, orquestas y cantantes como Gardel, habían exportado con efectos comerciales y propagandísticos. Para Julio de Caro el tango había que vestirlo de frac. En efecto así lo hizo en el sentido amplio de la palabra, porque lo vistió de ciudadanía, “puso calor en su nido” y le dio color a la orquesta típica y, más tarde, a agrupaciones de cincuenta músicos con objetivos sinfónicos, no siempre aplaudidos por el público tanguero. De Caro es uno de los iniciadores, además, del movimiento gremial de los artistas argentinos en defensa de sus derechos de autor.

....

Jaime Jaramillo Panesso es el Presidente Honorario de la
Academia Colombiana de Tango


lunes, 19 de mayo de 2008

Concierto de Ada Román


Ada Román reconocida cantante de tango de la ciudad de Medellín, se presentara en el Salón Imperial del Hotel Nutibara, el día 22 de mayo del presente año, acompañada por Federico Restrepo en el Piano, Pepe de Lugo en el bandoneón, Alex Mora en el contrabajo y los bailarines profesionales de Aire de Tango.

Este concierto tiene como fin, no solo ofrecer un gran espectáculo de tango en uno de los hoteles más tradicionales, sino también registrar audiovisualmente para el documental “Un Día Cualquiera” dirigido por Mary Luz Montoya y Maribell Arango, a este gran personaje, emblema de la interpretación y el sentimiento del tango en nuestra ciudad.

Esta propuesta trae a colación la historia de una mujer que encarna una vida alrededor del tango, sus anécdotas de vida nos ayudan a reconstruir el pasado de una ciudad que necesita ser contada y cantada desde el tango, desde la bohemia, desde la expresión que surge en las nuevas generaciones, ávidas por conocer y disfrutar de esta tradición musical.


lunes, 24 de marzo de 2008

LUTO EN LA MUSICA POPULAR DE MEDELLIN

LUTO EN LA MUSICA POPULAR DE MEDELLIN

Don Luciano:

Me acaba de llamar José Gobello diciéndome -entre otras cosas- de su colaboración sobre el vals AURORA. La va a publicar como Comunicación Académica porque le ha parecido muy interesante.
Respecto a lo que sucedió en Medellín con artistas de la música popular, le cuento que es bastante común que la prensa ignore muchos nombres que fueron famosos en su tiempo. Los diarios y los medios en general, están en manos de jóvenes periodistas que creen que el mundo empezó con ellos. Me causa mucha gracia cuando escucho a los comentaristas de fútbol recién salidos de la placenta, hablar de grandes jugadores con total desconocimiento de los que brillaron antes de la década de 1970.
Ya no sólo el mundo está en manos de la juventud, la memoria del mundo también.
Un abrazo
Ricardo Ostuni
.......
Luciano:
Te asiste toda la razón. En nuestros diarios locales ya no hay espacio para el canto antañón. La precaria información que se publicó en El Mundo sobre los decesos de Lucía Herrón y de Tita Duval fue aportada por mi. Desafortunadamente, en El Colombiano, el de mayor circulación, todo tema que sea retroactivo al 2002 está mandado a recoger, porque no hay centímetros disponibles para la nostalgia, según la política que allí se practica.
Cordial abrazo
Orlando Cadavid

.......

José Gobello: Presidente de la Academia Porteña del Lunfardo, en Buenos Aires

.......

Ricardo Ostuni: Vicepresidente de la Academia Porteña del Lunfardo.
.....
Orlando Cadavid: Periodsta de La Patria, Manizales
....
Luciano Londoño López: Académico correspondiente de la Academia Porteña del Lunfardo y la Academia Nacional del Tango, Buenos Aires, Argentina.












Tita Duval



Tita Duval

Luciano Londoño López

Se apagó Tita Duval- cantó con los Caballeros del Tango. Algunas generaciones de la vieja guardia medellinense deben tener entre sus nostalgias los viejos tiempos del Tambo de Aná, en inmediaciones de la Unidad Deportiva Atanasio Girardot. En el concurrido establecimiento la parte musical estaba a cargo de la agrupación dirigida por su propietaria, la dama argentina Tita Duval. Ella acaba de morir en la capital antioqueña, a sus 83 años. Estaba casada con el empresario Roberto Rey. El nombre de pila de Tita era Dominga Salazar Azula. Lo fuerte de su repertorio estaba en el tango y lo tropical. ¡Paz en su tumba!
…..
La Semana Santa se despidió dejando luto en la música popular de Medellín. En primer lugar, el pasado 17 de marzo los noticieros locales informaron del deceso de la conocida intérprete de boleros Lucía Herrón. En el día de ayer, nos informaron de la muerte de la cantante de tangos y de música tropical Tita Duval.

Lucía Herrón (María Lucía Herrón Madrid) había nacido en Ciénaga -Magdalena- el 22 de enero de 1933. Hizo parte del elenco de voces femeninas, al lado de Ligia Mayo y Dionne Restrepo, que alegraron los programas radiales de La voz de Antioquia y La Voz de Medellín en la década de los 50 del siglo pasado. Entre sus boleros más famosos estuvieron "Vacío", "Amargura" y otros.
……
Por su parte Tita Duval (Dominga Salazar Azula) había nacido en Argentina el 4 de agosto de 1924. Estuvo casada con el empresario artístico Roberto Rey (Adán Azula, argentino de Corrientes nacido el 7 de julio de 1914).
El conocido investigador musical Luciano Londoño recuerda la Tita Duval del famoso Tambo de Aná de la Calle Colombia:
"Algunas generaciones de la vieja guardia medellinense deben tener entre sus nostalgias los viejos tiempos del Tambo de Aná, esquina nororiental de la calle Colombia x la carrera 70. En el concurrido establecimiento la parte musical estaba a cargo de la agrupación dirigida por su propietaria, la dama argentina Tita Duval. Lo fuerte de su repertorio estaba en el tango y lo tropical.
"El Tambo de Aná desapareció a mediados de los años setenta y fue un sitio importante en la Medellín de los años 50 y 60. Lo de Aná creo que viene de uno de los nombres que tuvo Medellín: San Lorenzo de Aná. En él se presentaban artistas de todo tipo, aunque el show de base era el de Tita Duval y su agrupación.
"Lo recuerdo muy bien allá por los años 1967 a 1972 porque en esa esquina me bajaba yo del autobus para ir al colegio en donde estudié mi bachillerato nocturno (el cual quedaba a una cuadra) y en muchas ocasiones perdí la primera hora de clase por quedarme viendo y oyendo la última parte del ensayo de los artistas del Tambo de Aná...
"Hace unos veinte años vi una noche en el grill del Hotel Nutibara un espectáculo en el que una de las tres agrupaciones era la de doña Tita Duval. Ella interpretó música de la costa atlántica colombiana. Me impresionó mucho su vigor y lo fresco de su voz, a pesar de tener para en ese momento unos 65 años".

sábado, 2 de febrero de 2008

Cioran y el Tango.


Cioran y el Tango


En una entrevista que le realizó Benjamin Ivry en 1989, Cioran confesó: "Soy un gran aficionado al tango. Es una auténtica debilidad. Asistí a un espectáculo de tango argentino en París, pero me parece que el tango ha degenerado. En el entreacto, envié una nota al director en la que le pedía que fuera un poco más melancólico. Ahora el espíritu ya no es el mismo. El espíritu lánguido se ha vuelto más dinámico. Es mi debilidad por la América latina. Antaño era más profundo y más íntimo. Mi única, mi última gran pasión era el tango argentino".

***

Después de la caminata solíamos subir a su modesto departamento. Cioran tenía allí otros motivos de éxtasis: el diálogo, siempre vivo, inteligente, Mozart, a quien consideraba el “hombre más completo, el más frívolo, el más profundo, que permaneció tan puro en la alegría como en la desolación extrema”, Borges, que para él era “el último de los delicados”, y el tango. La música de Buenos Aires había entrado en su vida de forma tardía. La conocía, desde luego, pero no el contenido de las letras. Una de esas tardes le traduje “Naranjo en flor” y se quedó pasmado. Leyendo la letra, Cioran había concluido que el tango aportaba la prueba irrefutable de que el espíritu humano, sea cual fuere su cultura, se interroga sobre las mismas cosas y llega a conclusiones similares. Para Cioran, la frase de “Naranjo en flor” que dice “primero hay que saber sufrir, después amar, después partir y al fin andar sin pensamientos” podría haber sido escrita por un budista. No sin cierta incredulidad pero con mucha emoción Cioran decía que si no le hubiesen dicho que era un tango habría situado su origen en algún gran maestro budista de siglos pasados.

***

E.M.Cioran encontraba en la música (y desde ella) nuevas formas de buscar la belleza y ampliar el conocimiento. En "Silogismos de la amargura", le dedica frases como ésta: "Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: ése fue el comienzo de desastres maravillosos".

***

Son muy pocas palabras, pero el concepto, para quienes amamos la música, trae consigo mucho más que una metáfora acertada. ¿Quién no vivió desastres maravillosos una noche de ésas en las que sólo cabe una canción? Cioran amaba el tango. Alguna vez dijo que "Naranjo en flor" era un tratado filosófico por eso de "Primero hay que saber sufrir,/ después amar, después partir/ y al fin andar sin pensamiento". Es que un hombre tan apasionado desde las ideas, desde el pensamiento, no podía quedar inmune después de conocer la melancolía ciudadana del dos por cuatro. Más aún en alguien que de muy joven se estableció lejos de su tierra natal, en París, y renunció a su lengua para expresarse en francés. Tuvo un desarraigo que el tango describe desde sus notas y que no necesita traducción.


***

‑El tango es de las pocas músicas que todavía me resulta tolerable. La defino como la más extraordinaria mixtura entre metafísica y burdel. Los despojados del amor se convierten inmediatamente en filósofos, el tango resuelve y engloba esta perturbación mágica de los amantes desdichados. Es impertinente tratar de definirlo. Lo fundamental es escucharlo. Sentir que en esta Edad de Oro del artista inconcluso, del personaje fracasado, somos varios quienes necesitamos rechazar la vana manía interpretativa de nuestro tiempo, entregándonos al placer de una música o de un texto... Reitero que todo intento por interpretar una obra la desvirtúa y que la academia es culpable de nuestro distanciamiento del éxtasis. Personalmente he tenido mala suerte con los críticos, muchos se han ensañado con mi obra, en el peor de los casos para elogiarla.