lunes, 19 de abril de 2010

Fútbol y tango


Etnias - inmigrantes

LOS ARGENTINOS

Fútbol y tango no es lo único que los une con los colombianos.
Temas como la ciencia y la gastronomía han permitido que decidan quedarse de por vida.

mauricio builes

Periodista de SEMANA


Colombia es el único país del mundo con dos embajadas argentinas. La oficial, en la Avenida 40 A de Bogotá, y otra un poco más informal, en pleno centro de Medellín, a escasos metros del Parque Bolívar. A diferencia de la oficial, la embajada en Medellín está abierta los 365 días del año y dentro de ella venden las mejores empanadas argentinas de la ciudad. Se trata del restaurante Versalles y su `embajador' o dueño se llama Leonardo Nieto, un argentino carismático y conversador, quien no sólo ha hecho de Versalles sitio obligado para bohemios, literatos, políticos y periodistas de Medellín desde el 15 de agosto de 1961,sino una referencia clave a la hora de conocer de la historia de los argentinos en Colombia.

Las paredes del restaurante están invadidas de retratos de argentinos memorables que han pasado por Colombia. La gran mayoría son futbolistas de décadas pasadas que jugaron en equipos como el Medellín, el Atlético Nacional o Millonarios, por mencionar sólo tres. "Para la década de los 60 y los 70 esta era la casa para el futbolista argentino ", recuerda Leonardo, mientras repasa con sus dedos cada una de las fotografías que adornan su restaurante, "acá llegaban y me contaban sus penas y sus angustias".

Pero la historia de los futbolistas es sólo una parte del legado argentino en el país. El tango tiene que ocupar otro capítulo. Aunque se ha pensado que la muerte de Carlos Gardel en Medellín es la única explicación de la fiebre paisa por las melodías argentinas, la verdad es que el accidente del 24 de junio de 1935 sólo ha contribuido para que Medellín se auto denomine la segunda capital del tango en América. Pero ni lo uno ni lo otro. Es decir, ni Medellín es la segunda capital del tango después de Buenos Aires ni el tango nació en la Ciudad a partir de la muerte De Gardel.

A la capital antioqueña a todo Colombia la visitan cantantes de tango y bandoneonistas desde las primeras décadas del siglo pasado. Nombres legendarios como Aníbal Troilo, Armando Moreno, Joaquín Mora o la orquesta de Augusto Pedro Berto, quienes aterrizaron en los aeropuertos nacionales más de una vez, no pueden pasar inadvertidos. Incluso, muchos de ellos como Armando Moreno se quedaron algún tiempo viviendo en Medellín y en Bogotá. Todos estos artistas fueron contagiando una fiebre no sólo por las poéticas letras del tango, sino por el mismo baile casi teatral de sus melodías.

Fue sin duda gracias a esos primeros argentinos que trajeron el tango a Colombia como se comenzó a crear otro vínculo estrecho entre las dos naciones. Los bares, los cafés y las escuelas de baile se fueron multiplicando por todas la ciudades y así los argentinos encontraron otra oportunidad u otro pretexto para radicarse en Colombia.

Ricardo Krikorian es uno de ellos. Argentino de provincia y físico de profesión, vive en Medellín desde hace 29 años. Se considera poco futbolero y, al igual que Leonardo considera que el fútbol pero, además, el tango no es lo único argentino en Colombia. El habla de la academia y la ciencia, la física y la medicina. Está convencido de que buena parte de los intercambios que hay entre las dos culturas es de tipo intelectual. Cuando el señor Ricardo llegó a Colombia proveniente de Córdoba, el país se encontraba en una apertura académica en la época de Alfonso López Michelsen (1974 -1978). Él llegó en 1977 y en ese momento se vinculó como profesor a la Facultad de Física de la Universidad de Antioquia. Él aceptó la invitación del Alma Mater (de la que se jubiló en 1999) y junto a su esposa, Susana María Gaveloza, decidió hacer de la capital antioqueña su ciudad.

"Me parece que nos une más que esos dos temas. Somos dos culturas a las que nos gusta la academia: los números, las letras, la medicina...", dice Krikorian. En este último punto hay que hacer mención de Antonieta Pérez de Gallego, una médica argentina que llegó a Medellín en la primera camada de la que se tiene noticia en Colombia (1960) y a la cual también pertenece Leornardo Nieto. La doctora Pérez hoy trabaja en su consultorio del cuarto piso de la Clínica de las Vegas de Medellín.

El 25 de mayo es el día de la Patria en Argentina y un buen pretexto para un asado. En Medellín, por ejemplo, alrededor de 30 argentinos se reúnen en la casa campestre de Leonardo Nieto y hacen lo que los argentinos mejor saben hacer: comer carne y tomar vino. Hay otras fechas especiales como los partidos de fútbol o los cumpleaños en las que también aprovechan para reunirse y ponerse al día frente a las vidas de cada uno.

Blanca Copetti no ha faltado a ninguno desde cuando llegó de Córdoba, Argentina, en 1976. Trabaja en el sector textil, donde otros argentinos también la acompañan y comparte la idea de que ahora hay más motivos para que los argentinos se queden en Colombia. Contadores, preparadores físicos, entrenadores de polo, empresarios, chefs... en todos los tintes posibles hace presencia la República de Argentina en Colombia. Y como Copetti misma lo afirma "no hay necesidad de ser colombiana de nacimiento para sentir las alegrías y las tristezas de este país. i Ya somos de acá, che!



VIRTUOSISMO EN LA CANCHA


En Colombia las palabras argentino y futbolista no son un sinónimo absoluto y excluyente. Pero argentino y futbolista sí son dos palabras que cualquiera relaciona de manera automática, como quien dice castillo y piedra, aunque no todos los castillos sean de piedra. Desde tiempos anteriores a la época de Eldorado (1949-1953) y hasta finales de los años 80, el campeonato profesional de fútbol colombiano giró alrededor de estos cientos de futbolístas argentirros que para bien y también para mal se en carga de darle semana as emana alegría, tristeza e ira intensa a los, por lo general, abnegados seguidores de los equipos colombianos.

No sería justo comenzar a citar apellidos porque no más reseñarlos se llevaría por lo menos seis páginas de esta revista. Y tampoco sería justo escoger a los más famosos o más destacados porque cada generación y cada ciudad los ha valorado de manera distinta. Así, hablarle a un joven de hoy de Pedernera, Di Stefano y Rossi y del triunfo de Millos sobre el Real Madrid en 1952 sería como hablarles de Elber, Rothlisberger y Sindici y de la batalla de Peralonso. Y un veterano de Eldorado seguramente hará una mueca despectiva si le mencionan a Funes, 'el Patón' Bauza o Gottardi. Y los bumangueses sacaran pecho por Montanini y los del DIM, por el Loco Corbatta, y los del glorioso Deportivo Calide Bilardo, por Landucci, Scotta, Benítez y Emesto Juan `el Cococho' Álvarez, y qué me dicen de Gareca y de Samari y del Tinino'. Mas bueno, resulta imposible no citar apellidos porque esto de los argentinos y el fútbol, como dicen ellos, "es un sentimiento, no puedo parar".

Además, la lista no es sólo de futbolistas. También están las decenas de directores técnicos. Los que vinieron a enseñar y dejaron huella, como Zubeldía; los que llegaron cargados de pergaminos y fracasaron; los que sencillamente vinieron a robar, porque en el fútbol caben todos. Los craks los que se hacen pasar por futbolistas, los que saben, los motivadores, los verseros.

Pero, dejando de lado el detalle y al estadística y el dato falsamente objetivo, lo que sí es cierto es que el fútbol en Colombia (no sólo el estilo de juego, también es pasión, la manera de vivirlo, hasta la manera de dejarse llevar por la nostalgia de pasados más gloriosos) tiene una impronta argentina que, gústenos o no, la llevamos pegada en el ADN desde los tiempos de Eldorado.

Tomado de la Revista Semana No. 1278, 30 de octubre de 2006

jueves, 15 de abril de 2010

Carmen Usuga en el Aguila Descalza


Seguimos cantando

Con MUCHO CORAZÓN Amigas y Amigos

Cordial invitación

Este viernes 16 de abril,

en el Café Tertulia El águila Descalza “Noches de Bohemia”música en vivo

CARLOS DAVID HERRERA, JAIME CHÁVEZ
Y
CARMEN ÚSUGA

DUNKIN DONUTS y EL ÁGUILA DESCALZA

APOYAN LA CULTURA La hora: 9:30 de la noche,
después de la función:"Así somos los colombianos" con el grupo COMILLAS ¡LOS ESPERAMOS!

Un abrazo

Carrera 45D No. 59-01 • Tel: 2844211

lunes, 5 de abril de 2010

Boedo, el tango


Historias Tangueras

Boedo, el tango

Carlos Hugo Burgstaller

Sabida es la historia de los hermanos De Caro y su relación entre la música que soñaban interpretar y la que su padre tenía planeada para ellos.
Don José De Caro De Sica, el padre (comenta Julio Nudler en una nota que estaba emparentado por los ancestros con el gran Vittorio De Sica) ordenaba una carrera universitaria y una formación musical académica para sus hijos. Y así decidió que Julio estudiaría piano y Francisco violín. El resto de la historia, como dije, es muy conocida.
Julio revolucionó el tango con su sexteto en el año 1924 y nuestra música nunca fue la misma, alcanzó cimas antes nunca imaginadas.
Pero en esta historia hay otro personaje que es conocido como Dante A. Linyera, cuyo verdadero nombre era Francisco Bautista Rímoli. A la hora de inventarse un seudónimo eligió uno que, a la hora de pronunciarlo, y dejando de lado la A sonaba o aludía al gran Dante Alighieri.
Julio había nacido en la llamada calle Piedad, hoy Bartolomé Mitre, al tiempo que ingresó en la orquesta de Eduardo Arolas vivía en el barrio de San Cristóbal, y tocaban en Catamarca y Méjico, cerquita de Boedo.
Por su lado Linyera había nacido en Independencia 1543 y formó parte del grupo literario Boedo.
Ambos tenían el suficiente estímulo "barrial", si se puede decir, para componer un tango que llevara como título Boedo. El tango fue estrenado el 8 de octubre de 1928.
Según cuentan Oscar Del Priore e Irene Amuchástegui en su libro Cien tangos fundamentales, las carteleras de espectáculos de los diarios de ese 8 de octubre anunciaban:
"Hoy se produce el acontecimiento que todo Buenos Aires espera, a las 18:20 y noche a las 21:30 representación de Julio De Caro y su célebre típica, la orquesta que está en el alma de los porteños, estrenará los siguientes tangos: Orgullo criollo de J. De Caro y P. Laurenz, Boedo de J. De Caro, Loca bohemia de F. De Caro, Mal de amores de P. Laurenz"
El lugar donde sucedió aquel estreno fue el cine Renacimiento y, recurriendo al inefable Roberto Selles, reproducimos las palabras de Julio De Caro:
"La empresa Coll y Di Fiore me instó para actuar en su cine Renacimiento, abarrotado de cintas alemanas, francesas, italianas (pocas) y españolas (muy de capa caída en aquella época) que pasaban sin pena ni gloria".
"El Renacimiento no ofrecía ninguna perspectiva comercial para sus dueños, razón que los alentó a entrevistarme, confiando les levantase las acciones en franca baja".
El Renacimiento no podía competir con otras salas que apostaban al cine norteamericano.
Sin embargo, aquí la magia y la seducción del tango, el hecho que De Caro estuviera allí llevó mucha gente que, en realidad, iba a escuchar al maestro.
El cantor de aquel estreno fue Roberto Díaz.
Y dejo para el final la primera estrofa que pinta a aquel barrio con todo su color tanguero:

Sos barrio del gotán y la pebeta,
el corazón del arrabal porteño,
cuna del malandrín y del poeta,
rincón cordial,
la capital
del arrabal.

(Publicado en revlsta Tango y Cultura Popular, marzo 2010,B. A.)

viernes, 2 de abril de 2010

EL “GLOSTORA TANGO CLUB





ACADEMIA PORTEÑA DEL LUNFARDO
COMUNICACIÓN ACADÉMICA N° 1663

Del protector

José Pedro Aresi sobre E

EL “GLOSTORA TANGO CLUB”



Escucho la voz de Enrique Campos que repite “Buenos Aires del cuarenta, si te dejaran volver...” y afloran recuerdos que son jirones de un ayer transitado sobre veredas de barrio, con grises cordones y zanjas con ranas y olor a yuyo; cuando a la ciudad no la había cambiado aún el modernismo y los baldíos sabían a pelotas acariciadas por zapatillas de gomas y alpargatas.

Tiempos en que el sonido de la radio ganaba la calle a través de ventanas y balcones con flores o de una enredadera de campanillas colgando de alambrados oxidados. Baldosas y ladrillos, asfalto y tierra, luces y sombras plenas de goces juveniles, de esperanzas, de sueños y del andar pausado de quien regresaba del trabajo a su casa ; en tanto allá lejos, otros muchos colmaban un “trocen” que olía a suburbio..

Para entonces la pasión por el Tango había ganado la calle, las confiterías, los salones y los club de barrio. Todo era Tango y así los ejecutivos de las “radios” buscaban ocupar sus programas con la música del 2 x 4.

Durante el año 1945 L.R.3 Radio Belgrano, dispuesta siempre a dar batalla para superar la supremacía de “El Mundo”, lanzó con el auspicio de la Compañía Argentina Sydney Ross S.A. un programa bajo el título de “La voz triunfadora en el Cancionero Glostora : Alberto Castillo”, que se irradiaba los días martes y jueves a las 21.30 horas y en el que se incluía un espacio dedicado al deporte que llevaba por nombre “El deportivo para la juventud triunfadora con el comentarista Enzo Ardigó”. Era ya evidente el propósito de los patrocinantes del programa, de apuntar a la conquista de un nicho de mercado constituido por gente joven de ambos sexos, para el “fijador Glostora” , aprovechando el arraigo del Tango en la juventud de la época. .

Se vivía para entonces – sin saberlo - las víspera de un “suceso” que muy pronto debía llegar para instalarse por muchos años en los hogares argentinos y en otros de países hermanos.

En el diario “El Mundo” del lunes 1º de abril de 1946 puede leerse un importante aviso publicitario dando cuenta de la presentación, a las 20 horas de ese día , del maestro Alfredo D’Angelis y sus cantores Carlos Dante y Julio Martel en un nuevo programa : El “Glostora Tango Club “, dedicado “a la juventud triunfadora” , un espacio de 15 minutos en el cual “El fijador del gran mundo al alcance de todo el mundo”, presentaba a su “Astro exclusivo para la radiofonía argentina”. Una audición dedicada a la gente joven, la que en ese tiempo no se quedaba mirando pasar la vida sino que , por el contrario, se zambullía y comprometía con la realidad que Dios le ofrecía disfrutar..

Para mejor ubicarnos en el tiempo aquél, conviene recordar que ese mismo día las noticias periodísticas daban cuenta de la reaparición en el Palacio del Baile de Parque Retiro, de la orquesta de Pedro Maffia y en la cale Lavalle 892 se reabría la Confiteria Nobel con la actuación de las orquestas de Alfredo D’Angelis y de Héctor Lagnafietta, con la participación además en cara ter de invitados, Ricardo Tanturi, Osvaldo Donato, Roberto Quiroga, Barry Moral, la Hawaiian California y el poeta Héctor Gagliardi.

Pensar que todo esto sucedía un día lunes en solamente dos reductos nocturnos, lo cual permite suponer las extraordinarias maratones de música, baile y algo más, que poblaban la noche porteña. .

Pero volvamos al 1ª de abril de 1946 y reparemos en la programación que L.R.1 Radio “El Mundo” ofreció ese día , en los momentos previos al esperado debut del “Glostora Tango Club”.

Después del “noticioso” de las seis de la tarde, se presentaron, sucesivamente, Raúl Galván, don Atahualpa Yupanqui, Washington Bertolín, Bina Tutti, noticias de automovilismo, Alberto Rodríguez, Ortega del Cerro, Gladys Marvel y a las 19.45 horas el inefable “Peter Fox lo sabía”, radiante preludio de lo que vendría pocos minutos después.

Se escuchó entonces el ansiado “top” de las 20 horas y como estaba previsto, se alzó el imaginario telón del micro de 15 minutos que sería por años, el más popular éxito de la radio. Las voces de Rafael Díaz Gallardo y Lucía Marcó anunciaron el “Glostora Tango Club”, “la cita obligada de la juventud triunfadora”, con la participación de la orquesta de Alfredo De Angelis y sus cantores Carlos Dante y Julio Martel. Según un tanguero memorioso, Juan Carlos Jusem, la primera interpretación de la orquesta, con
la voz de Carlos Dante, fue el tango “Carnaval” de Anselmo Aieta y Francisco García Jiménez.
¿Sos vos, pebeta? ¿Sos vos? ¿Cómo te va?¿Estás de baile? ¿Con quién? ¡Con un bacán!¡Tan bien vestida, das el golpe!...Te lo digo de verdad.

Habida cuenta que para ese entonces transitábamos tiempos donde el lunfardo estaba prohibido, seguramente Carlos Dante debió cambiar “pebeta” por “muchacha” y “bacán” por “galán”, pero ello en nada enturbió la emoción de su voz.
Así nació por L.R.1 “Radio El Mundo” y la “Cadena Azul y Blanca” un programa de tangos que guarda hasta hoy el mito de su excelencia y calor popular. El “Glosotra Tango Club” es un referente indiscutido, una bisagra en el tiempo que nos marcó para siempre a quienes tuvimos la dicha de ser activos testigos de la preeminencia de la canción ciudadana sobre cualquier otra expresión..

Si bien podría poner aquí fin a lo que fue aquella antológica presentación del “Glostora Tango Club” , no resisto enumerar cuanto sucedió después, pues así se podrá comprender mucho mejor el porque se dio en llamar a la del “cuarenta”, la década de oro del Tango.

La programación de la emisora continuó con "Angelito y Saturnino, “La Alegre Cabalgata Palmolive”. la orquesta de Ricardo Tanturi con la voz de Enrique Campos y la Hawaiian Serenaders. Después Augusto Codecá y Aníbal Troilo con Alberto Marino y Floreal Ruiz, enriquecieron los treinta minutos de humor y tango que precedieron al “Radioteatro de la Noche”, presentado por Julio César Barton..
Por largo tiempo, el “Glostora Tango Club” y el nombre del maestro De Angelis se convirtieron en sinónimo de Tango. Transcurrieron muchos años en los que el “Colorado de Banfield” y sus cantores Carlos Dante, Julio Martel, Oscar Larroca, Juan Carlos Godoy, Roberto “Chocho” Florio, Lalo Martel, Roberto Mancini, Carlos Aguirre y Alberto Cuello, constituyeron la razón del éxito del popular micro de las 20 horas.
En algunas oportunidades las actuaciones de Alfredo De Angelis, requerido por distintos compromisos, se alternaron con la de otras orquestas, pero él siempre volvería al “Glostora Tango Club” para reeditar la mística de los años que lo tuvieron como protagonista exclusivo.
Varias fueron las orquestas típicas que se alternaron a partir del año 1951 en el “Glostora Tango Club”, todas de primer nivel y entre las que puedo recordar a las de Francisco Canaro, Ricardo Tanturi - Miguel Caló, Juan Sánchez Gorio, Juan D’Arienzo, Héctor Varela, José Basso, Armando Pontier, Alfredo Gobbi, Enrique Mario Francini, Osvaldo Pugliese, Rodolfo Biagi, Florindo Sassone, Donato Racciatti y Jorge Ardhu , único sobreviviente de ese cielo de estrellas y que hoy, desde su Córdoba natal, recuerda que su última interpretación en ese tradicional espacio, allá por el año 1964, fue el tango de Gerardo Matos Rodríguez, “La cumparsita”.

Como ya dicho, la trayectoria del “Glostora Tango Club” marcó un hito en la radiofonía argentina. Fueron veintidós años de permanencia en el éter, pero como una luz que se apaga lentamente, casi al finalizar la década del sesenta, el “Glostora Tango Club” se perdió para siempre e ingresó en la zona gris de los recuerdos. Así se fue, recostado en el viejo paredón del barrio sur, en busca del “primer rayo del día”, cual “Rosicler” que se agiganta en la voz de Julio Martel y nos dice : La vida es este río
que me arrastra en su corriente
blando y yacente, lívida imagen,
de vuelta ya de todos los nostálgicos paisajes,
muerta la fe, marchita la ilusión... Atrás quedaron para siempre tantos agradables momentos vividos al amparo de ese “Glostora Tango Club” al que tanto quiso el maestro Alfredo De Angelis y al cual regresó cuantas veces fue requerido, para reafirmar la cálida comunión alcanzada entre el artista y el producto que atrajo a “la juventud triunfadora” de entonces. Para finalizar, nada mejor que evocar a Homero y decir junto a Cátulo, con nostalgia no contenida: “ Fueron años de cercos y glicinas,de la vida en orsai, del tiempo loco.” José Pedro Aresi Protector
PROYECTO DE COMUNICACIÓN ACADÉMICA - EL GLOSTORA TANGO CLUB


Al Señor Presidente
de la Academia Porteña del Lunfardo
Don JOSÉ GOBELLO
Presente

De mi mayor estima:

Me permito elevar a su consideración este trabajo sobre “EL GLOSTORA TANGO CLUB”, a fin de solicitarle quiera tener a bien evaluarlo y decidir si merece ser elevado como “Comunicación Académica”.