sábado, 28 de agosto de 2010

Gardel se quedó en Medellín




Gardel se quedó en Medellín

Rubén López Rodrigué


No importa si nació en Tolouse, en Buenos Aires o en Tacuarembó, no importa si su tierra natal era Francia, Argentina o Uruguay. Lo cierto es que por estos días se celebró en Medellín (en "Homero Manzi", en la "Casa Gardeliana" y no sé en cuántos lugares más) el 66º aniversario de la muerte trágica de Carlos Gardel, ese mítico personaje que a lo largo y ancho de la geografía colombiana ha sonado mucho más que Hugo del Carril, Agustín Irusta, Juan Pulido, Agustín Lara con su voz gangosa, Ortiz Tirado y su voz de tenor o Juan Arvizu con su voz de seda. Pues en esta ciudad murió un 24 de junio de 1935, y por eso nunca llegó a Cali ~ciudad a la que se alistaba a despegar el avión mientras hacía el carreteo~ no en un siniestro aéreo sino en un accidente de tránsito ocurrido en la pista de un aeropuerto. Durante muchos años viví al frente de ese aeropuerto y al tomar diariamente el bus que me conducía al centro de Medellín podía ver el escenario donde muchos años atrás sucedió el lamentable suceso, luego de que doce días antes el Circo Teatro España lo vio cantar, durante tres noches seguidas, entre otras canciones, Sus ojos se cerraron y el mundo sigue andando..., con unos récords de taquilla que no habían logrado ni los toreros más famosos que solían visitar la ciudad.


"Tango rojo"
un óleo de Jorge Botero Y bien, ¿cómo fue el accidente?, nos preguntamos varios amigos en el salón Versalles, de la calle Junin, cuyo propietario es un argentino amante del tango y fundador de la Casa Gardeliana en el barrio Manrique que también habité en mi adolescencia. En un ensayo escribí, a propósito de la muerte del padre de nuestro gran pensador Estanislao Zuleta, ocurrida en el mismo accidente, que el trimotor F-31 en el que viajaba el popular tanguista argentino se enrumbó hacia el extremo sur de la pista del Aérodromo de Medellín, posteriormente llamado Aeropuerto Olaya Herrera, del barrio Las Playas. El piloto accionó el motor y el aparato comenzó a tomar velocidad. De repente, una fuerte ola de viento proveniente de la parte accidental, donde se hallaba el terminal aéreo, azotó de costado al avión y lo hizo precipitar contra el trimotor Manizales que calentaba motores y uno de cuyos pasajeros era Estanislao Zuleta Ferrer. Los dos aviones chocaron en la pista, estallando en pedazos.


Desde el barrio Manrique se observó una bola de fuego que semejaba un sol anaranjado y humeante. En su finca "Otraparte", del municipio de Envigado, el pensador Fernando González se quedó mirando la luminosidad de las llamas, inocente de que consumían a un amigo suyo. Estanislao Zuleta Ferrer era un abogado con muchos intereses intelectuales que había participado en tertulias con Fernando González y otros amigos. A pesar de ser antioqueño vivía con su familia en Bogotá. En ese día fatal su esposa Margarita abordó el tranvía con una niña y un bebé de sólo cuatro meses, nacido en Medellín y también llamado Estanislao (que a la postre sería quizá la figura intelectual mas brillante de Colombia en el siglo XX ), para dirigirse al Campo de Aviación de Techo de Bogotá. Allí recibió la noticia de la muerte de su marido.

Cierta vez, estando niño, le pregunté a mi padre (hermano del tío Neftalí, quien tenía un almacén de discos en mi pueblo natal Santa Rosa de Cabal ~cuando eran de acetato negro y 78 r.p.m.~ y vendía especialmente música de tango y con su melodiosa voz les cantaba fragmentos a sus clientes para inducirlos a la compra) cómo había sido la muerte del "Zorzal criollo". Mi padre me respondió que mientras el avión hacía el carreteo Gardel comenzó a acicalarse, por lo cual el piloto lo tildó de afeminado y ese hecho derivó en un altercado que dio al traste con el despegue de la pista de aterrizaje. Y aquella tarde sabatina en el salón Versalles, cuando nos preguntamos por qué los aviones habían chocado, alguien aclaró ~dándole la razón a mi padre por una versión que yo siempre creí era otro mito~ que Gardel, cuya vanidad era inocultable, se estaba echando gomina en el pelo y por ello el piloto lo quiso tratar de "marica", motivo por el cual Gardel sacó un revólver y le disparó, y al perder su rumbo el trimotor F-31 se estrelló contra el avión Manizales que esperaba su turno de salida en la pista.

Un coche fúnebre de la funeraria más elegante de Medellín llegó al anfiteatro de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, a fin de que adecuaran el cadáver de Gardel, ya que no habían podido tapar el ataúd por las contracturas originadas por el fuego. A la entrada de una de las salas del anfiteatro, en la segunda mesa, yacía un cuerpo marcado con el número 11, envuelto en una sábana en la que estaba abrochado con gancho de nodriza un pequeño papel blanco con letras rojas escritas a mano que decía: "Carlos Gardel". Los restos estaban hechos un tizón humano puesto sobre una mesa de disección, mientras que otros cuerpos yacían en el suelo. Sin embargo, a lo que quedaba del cantante de tangos y actor de cine (de Nueva York, donde filmaba sus películas, vinieron unos meses después de su muerte filmes como "Cuesta abajo", "Luces de Buenos Aires" y "Melodía de arrabal" ) lo habían identificado por el buen estado de su dentadura, una cadena de oro en la muñeca izquierda, un chaleco abollonado con plumas de pato, y especialmente por una cadena de plata que pendía de sus ropas, con unas llaves y una chapetica con la siguiente inscripción: "Carlos Gardel - Jean Jaures 735 - Buenos Aires".

Después de la velación y de las honras fúnebres en la Iglesia de La Candelaria, un antioqueño, Tartarín Moreira, autor de los tangos "Malditos celos", "En la calle" y otros que fueron grabados por Agustín Magaldi, fue el encargado de escribir el nombre del artista en la bóveda recién cubierta de cemento del Cementerio de San Pedro.

Un amigo mío que había estado en Buenos Aires reforzando su formación profesional, me habló cierta vez de la afinidad entre bonaerenses y antioqueños, de la simpatía entre ellos por cuanto comparten un gusto común: el fútbol y el tango. Nos atrevíamos a afirmar que en Medellín, la ciudad donde murió Gardel, debía haber mayor fiebre por el tango que en los mismos arrabales de Buenos Aires. Y ni se diga de los miles de jugadores argentinos que han militado en clubes colombianos de fútbol.

Un viernes en la noche fuimos a conversar al café-bar de un parque. El lugar me trajo un grato recuerdo. Fue allí donde una de mis hermanas me invitó, junto a mi madre, para celebrarme el único título que he obtenido en mi vida: bachiller. Al fondo una fuente luminosa cuyas aguas emergían en distintas direcciones delineando figuras geométricas variadas. Junto a ella los mimos acostumbraban hacer sus presentaciones de marcados gestos a un público carente de cultura y escaso de diversión sana. Más al fondo la catedral que se erguía majestuosa en ladrillo puro. Al parque iban personas sin oficio definido y parejas que en las bancas trenzaban los brazos en sus cuellos, saboreaban la fragancia de unos besos y susurraban palabras de amor.

Tomamos un café ~que para nosotros los colombianos es una bebida que significa tanto como el mate para los argentinos~ con croissant de pollo. Hablamos del orgullo europeo de los argentinos y de su simpatía por Medellín donde había un amor exacerbado por el gemido del bandoneón. «Cuando el tango llegó a Medellín, la pequeña villa estaba preparada para recibir una música que coincidía con la situación emocional y social que el tango cantaba», escribió un estudioso del tema. El amigo me hizo referencia a un comentario que le hice una semana antes, tomando café capuchino en el mismo lugar, en el sentido de que en nuestra cultura antioqueña existe mucho feminismo, una adoración por el himen de la mujer. Ahora me pregunto: ¿ocurrirá lo mismo en Buenos Aires, si tenemos en cuenta que compartimos unos ideales y unas problemáticas comunes como la violencia en las barriadas? ¿También en esa gran ciudad existirá, como aquí, una fijación a la madre? Aunque al tango no le es ajeno ningún tema, refleja marcadamente la ausencia de la mujer, el desengaño de ella: ¡Si aquella boca mentía el amor que me ofrecía, por aquellos ojos brujos yo habría dado siempre más, dice Gardel en "Cuesta abajo", con letra de su compositor Alfredo Lepera.

Medellín ~denominada "La ciudad de la eterna primavera"~ le rinde culto al tango y la magia de su sonido, a ese producto que florece en ambas orillas del Río de La Plata (Buenos Aires y Montevideo), a esa música que brotó un tanto desesperada en la ciudad y en la que también se inscriben el vals, la milonga y el candombe. El bandoneón, símbolo de la expresión tanguera ~si bien ha sido desplazado de la mayoría de emisoras por géneros musicales como la salsa y el vallenato~ continúa gimiendo con su nostalgia en bares de barrios tangueros como Manrique (donde mensualmente se hacía una tango-vía), Antioquia, Colón, Aranjuez, Buenos Aires y el tenebroso barrio Guayaquil asociado a prostitutas, y en municipios colindantes como Envigado, Bello e Itaguí. Todavía se oyen a los reyes del fox como la orquesta típica de Enrique Rodríguez y las interpretaciones de Armando Moreno. Y ni hablar de todos los artistas del tango proveniente del país del sur que nos visitaron, secundados por compositores que tenían su anclaje cultural en la campiña argentina, y de las academias de baile de tango que existen en nuestra ciudad y perpetúan esa expresión sensual y complicada ~y por momentos vulgar~ de unos movimientos que en buena parte provienen de los fandangos de los negros.

Porque el tango nació en los suburbios de Buenos Aires, tuvo su gestación popular en la retorta de los emigrantes europeos, los trovadores criollos, y hacia 1917 le dio cabida a las letras que lo hicieron famoso en la voz de Gardel y llegó primero a París antes que al centro de esa ciudad y le dio la vuelta al mundo antes de coronarse en la capital bonaerense como un pensamiento triste que se podía bailar, según la expresión de Discépolo (el autor de "Cambalache": Siglo veinte, cambalache, problemático y febril) ; como esa ráfaga, esa diablura que los atareados años desafía, según un poema de Borges; como unas rimas para la memoria colectiva con su sabor agridulce, con la alegre tristeza de su compañía.

Otro elemento de la cultura tanguera, además de los argentinismos, los términos de la hípica y del folclor, más los provincianismos del Río de La Plata, es el lunfardo, un dialecto de la ciudad que surge en el bajo mundo como una creación original de la gente común y que con los años se cuela en todos los estratos sociales. En nuestro medio antioqueño muchas de esas palabras llegaron para quedarse y se hicieron coloquiales y corrientes, aunque varíe un poco su significado. En efecto, la palabra "bacán" (Tu presencia de bacana puso calor en mi nido, dice Gardel en "Mano a mano") significa en lunfardo una persona rica, acomodada, mientras que en nuestro lenguaje popular tiene el sentido de una persona solidaria, acogedora y amable. Y enriquecieron nuestro idioma palabras como "arrastre" (influencia de una persona sobre otra), "arrugado" (bandoneón, apocado, acobardado), "bacán" (hombre adinerado, que mantiene a una mujer), "balconear" (mirar sin participar en lo visto), "bandearse" (pasarse, cruzarse de una parte a otra), "cabrear" (rabiar, enojarse), "cachar" (asir, embromar, engañar a uno), "cachirulo" (tonto), "cambalache" (tienda de compra y venta de objetos usados; enredo, desorden, mezcla de cosas de diferente clase; junte de lo bueno con lo malo), "chivato" (soplón), etc.

Gardel no pudo volver a Buenos Aires con su formidable voz, su personalidad y su simpatía, que tanto impactaron a las gentes de Medellín. No pudo Volver con la frente marchita... Las nieves del tiempo platearon mi sien. Sentir que es un soplo la vida...

El señor Jaime González, testigo de los hechos, en un escrito que aparece con el nombre de "Documento Gardeliano No. 1", afirma: «Los restos de Gardel fueron trasladados a Buenos Aires por su apoderado Armando Defino en diciembre de 1935 (o sea seis meses después de su muerte). En la exhumación del cadáver estuvimos presentes Ignacio y yo y poseo una foto, en la cual aparecemos, que no me deja mentir. El ataúd conteniendo los restos de Gardel fue empacado en una gran caja de madera forrada con zinc y emprendió luego el largo viaje por tren, bus, a lomo de mula y finalmente por tren de Cali al puerto de Buenaventura en el Pacífico en donde fue embarcado a Nueva York vía Panamá... De Medellín a Buenaventura tardó cinco días el recorrido. En la población intermedia de Riosucio el pueblo pidió que lo velaran de nuevo y así se hizo. Finalmente en Nueva York fue embarcado a Buenos Aires con una escala y recibimiento apoteósico en Montevideo a donde habían ido a recibirlo importantes personalidades del Río de la Plata entre los cuales estaban Francisco Canaro y la señora Bertha Gardes».

Y en Buenos Aires le hicieron un entierro de primera, seguramente comparable al de Juan Domingo Perón. Y aunque se llevaron su cuerpo a la capital porteña, su alma parece haberse quedado en Medellín. Pero el viajero que huye, tarde o temprano detiene su andar..., dice Gardel en el tango "Volver".



RUBÉN LÓPEZ RODRIGUÉ

Escritor y editor nacido en Santa Rosa de Cabal (Colombia), pero desde su pubertad vive en la ciudad de Medellín. En esta ciudad fundó la revista OASSYS. Actualmente edita y dirige la revista RAMPA, publicación internacional de ensayo, poesía y narrativa (www.rampa.galeon.com).
Es el Director del equipo editorial de Colombia para Francachela de Argentina y colaborador de EL MURO de Buenos Aires. Así mismo, hace parte del staff de la revista OXIGEN de España, como responsable de la sección Recursos para Escritores.
Fue integrante del taller literario de la Biblioteca Pública Piloto de Medellín, dirigido por Manuel Mejía Vallejo. Ha realizado guiones culturales para televisión y publicado varias obras. Es colaborador en periódicos y revistas de Colombia y el exterior. Varios de sus textos han sido traducidos al alemán en el Magazín cultural XICOATL, de Salzburgo (Austria).

Obras publicadas:

* La concepción freudiana sobre el mundo exterior (1985).
* Momentos del psicoanálisis en Colombia (1995).
* El Templo del jaguar (1997).
* Hacia una estética psicoanalítica (2000).
* Contra el viento del olvido (en coautoría, 2000).
* La luciérnaga psicoanalítica (2000).
* Julio Asuad: Portador de la psiquiatría clásica (en edición).
* Antologías de cuentos de Antón Chejóv y Guy de Maupassant.
• La estola púrpura /cuentos) 2009
• Fue director de la revista “Rampa”



Tango rojo de Jorge Botero


sábado, 21 de agosto de 2010

Fuimos. Pelayes-Mora

Hola, jóvenes:
Orlando Ramírez Casas

Me ocurrió con mi libreta militar. Mi madre, con mucho esfuerzo, recogió los $10.000 pesos que le pedía un sargento por hacerme salir eximido en el examen médico de la circunscripción y esa, para entonces, ¡era toda la plata del mundo!. El sargento se paró en la puerta con cara de "el médico que hace el examen y yo somos amigos". El médico encontró que yo no era apto para el servicio militar, y me pasó a la fila de rechazados. El sargento se acercó a mi madre a reclamarle los diez mil. "Ya todo está arreglado", le dijo. La cosa funciona. Recuerdo a un médico que fue barón electoral por estos lados. Solía pasarse por la oficina de planeación municipal, donde tenía amigos, a averiguar qué proyectos había en desarrollo para determinada comunidad que pensaba visitar. Se enteraba de que en el barrio Oriente, por ejemplo, iban a construir una cancha polideportiva en el liceo. Al llegar a su visita política la comunidad le pedía como obra urgente "la pavimentación de la vía de entrada de los buses". Él, con mucha propiedad, afirmaba: "Esa es una obra importante, no lo niego, pero en estos momentos lo que me parece de más urgencia es un polideportivo para los estudiantes del liceo". A la semana siguiente el municipio enviaba buldózers y trabajadores para hacer la placa deportiva, y el político quedaba ante la comunidad como un intermediario muy eficiente porque lo que él pedía se hacía. La fórmula funciona.

El amigo Jenaro Briñón ha subido a You Tube unos videos del Tango Night Show en Bermellón el 22 de junio de 2010, con la voz de Ovidio Barreiro, el piano de Alex Mora, y el bandoneón de Oscar Pelayes. Son videos caseros, lo que no obsta para aprovecharlos como pretexto de divulgación de esa tertulia que se realiza cada mes. Son cinco videos con los tangos "Sur", "Naranjo en flor", "Fuimos". "Soledad" y "Como dos extraños". Escogí para compartir con ustedes el tango instrumental "Fuimos" por una razón muy sencilla: en el segundo 0:36 de la proyección, a mano izquierda, ese canoso que se ve ahí soy yo; y uno tiene cierta debilidad por buscarse a sí mismo en el video, en la foto, en la lista de graduados del colegio y en el espejo. Eso es humano. De ahí que a uno lo halaga cuando pasa un papelito por debajo de cuerda al cantante solicitándole alguna complacencia en especial, y luego él toma de entre los diez o doce papeletas la de uno y enfocándole la mirada, micrófono en mano, anuncia al público: "...Para el cordial amigo Orlando, de nuestro repertorio, el tango Sur" y uno siente que ese tango está siendo interpretado para uno. Es un truco. La receta es antigua. El grupo musical trae ensayados los diez o doce temas de la noche y si entre ellos, por casualidad, se encuentra "Sur", pues se le anuncia al solicitante como algo especial. No se le ocurra al público pedir, digamos, "La costurerita del 36", porque en ese caso la papeleta desaparece abruptamente por entre la manga. Ir sobre seguro. La cosa funciona.
Reitero, pues, la invitación a acompañar al amigo Jenaro Briñón en esas tertulias en que la noche es un pretexto para embriagarse de tangos a la luz de un candil.
Un abrazo,


La muerte de Gardel, por Carlos de la Púa


La muerte de Gardel, por Carlos de la Púa



Hola, jóvenes:

Orlando Ramírez Casas

No simples ríos, sino Amazonas o Nilos de tinta han corrido por cuenta del Mudo, el Zorzal Criollo, el Morocho del Abasto, don Carlos Gardel; y su trágica muerte en el aeropuerto de Las Playas en Medellín el 24 de junio de 1935 después del medio día. Por cuenta del telégrafo o el cable que antecedieron al linotipo cuando ni la electrónica ni el mundo satelital se nos habían venido encima, la noticia se supo al mismo tiempo en el barrio Buenos Aires, de Medellín donde los teléfonos también eran escasos, y en Buenos Aires (Argentina). Esa misma tarde, sin alharacas de "¡Extra, extra, extra!", que tal vez aparecieron en la primera página, salió esta sobria pero sentida despedida escrita por Carlos de la Púa ("El malevo" Muñoz), que el amigo Reinaldo Spitaletta ha querido compartir con nosotros. Por esos ríos de tinta sabemos que lo de mudo y lo de zorzal se lo ganó Gardel tanto a capella como con acompañamiento de guitarras, y sabemos que en el barrio del Abasto, donde quedaba el mercado de abastecimiento o abasto de víveres (y ya sabemos cómo son esos barrios en todas partes), fue donde surgió para el canto ese niño que aún hay quién discute si nació en Francia o en Tacuarembó. Lo que muchos no saben es por qué las gentes fueron reacias al principio a llamar a ese aeropuerto "Enrique Olaya Herrera" como lo mandaba el decreto de honores a ese presidente sino que siguieron llamándolo con el sobrenombre del barrio donde estaba situado, nombre que aún conserva: el barrio de Las Playas en el sector de Belén. Debía su nombre a que antes de que a principios del siglo XX, cuando el río Medellín corría por el Valle de Aburra libre sin estar canalizado, en invierno sus aguas se salían de madre e inundaban un vasto terreno a lado y lado. Al retirarse, dejaba tapizadas de arena arrastrada en su recorrido invernoso y convertidas en playas para los paseantes que acudían a bañarse en sus charcos en el verano. Igual sucedía en el otro lado cuyos terrenos, antes de ser nombrados como "Barrio Guayaquil" y de que funcionara allí el mercado del abasto de la ciudad de Medellín, eran una finca que se llamaba "Finca El Pantano".
Aquí está la voz de Carlos Gardel cuyos ojos se cerraron el 24 de junio de 1935 y el mundo sigue andando:




lunes, 16 de agosto de 2010

Luciano Londoño López en La Dorada

"Gardel ADN ¿final de partida".

Sábado 11 de septiembre de 2010, a las 5 P.M.
Charla a cargo del Dr. Luciano Londoño López
Museo Histórico de La Dorada (Caldas)
----


-----------------------------------------------------
-----------------------------------------------------


Dr. Londoño:
Por sugerencia de Reinaldo Espitaleta, me permito comentarle que acá en la ciudad de La Dorada, Caldas, tenemos un capítulo del Centro de Estudios del Trabajo, Cedetrabajo, que conjuntamente con el Museo Histórico de la ciudad, realiza una actividades cultural mensual. Hemos tenido la oportunidad de contar con destacados historiadores quienes han disertado sobre el bicentenario de la independencia, también invitamos a científicos como el Dr. Efraín Barbosa físico, quien nos dictó una conferencia sobre astronomía. Queremos para el próximo evento, conmemorar el aniversario de la muerte de Gardel, y sabemos sobre su erudición sobre el tema, por lo que nos permitimos invitarlo como conferencista.
La programación siempre la realizamos los sábados a las 5 de la tarde, para facilitar el desplazamiento de los conferencistas. Los escasos recursos con que cuenta el Museo y Cedetrabajo, nos permiten sufragar los gastos de transporte, alimentación y alojamiento para los invitados. Esperamos contar con su apoyo.
Cordial saludos.

Ramiro Camacho. Coordinador Cedetrabajo
…….
…….



Hola, jóvenes:

Con contadas excepciones, porque en todo tiene que haber excepciones, no he visto gente más fanática que la fanaticada futbolera. Un hincha de fútbol es hincha del “Nacional”, o es hincha del “Medellín”, porque su padre era hincha de tal equipo y de niño lo llevaba al estadio, o porque los dos o tres muchachos más líderes de la barra de la esquina eran sus hinchas y voleaban bandera los domingos, o porque un jugador del equipo vivía en el barrio y el muchacho lo veía salir de uniforme para el partido de los domingos. Nada científico en esa adhesión emocional e indispensable, puesto que sólo así se explica que un hincha pueda ser fanático toda la vida de su equipo a pesar de que haya quedado en los últimos puestos del campeonato los últimos 20, 30, o 40 años y aunque todos se burlen llamándolo “el perdedoso” él insiste en llamar a su equipo del alma “el poderoso”. Así en cualquier parte del mundo donde haya fútbol (Boca y River, Real y Barza, etc.).

En el caso del tango, también se dan adhesiones inexplicables con partidarios furibundos y alguna vez llamó mi atención lo que parece ser una tendencia general (con excepciones, claro) y es que a los paisas de Medellín y sus alrededores nos gusta más el tango, pero a los paisadescendientes de Caldas, Quindío, Risaralda, Tolima y norte del Valle parece gustarles más la milonga. El tango es triste y la milonga es de ritmo un poco más alegre. El asunto queda entre tanguistas y milongueros, aunque tal diferencia no lleve a discusiones. Pero sí marca preferencias.

De ahí que haya llamado mi atención la invitación que un grupo de personas pertenecientes al Museo Histórico y al Centro de Estudios del Trabajo (Cedetrabajo) de La Dorada (Caldas) hayan invitado al Dr. Luciano Londoño López a dictar una charla sobre Gardel, tema en el que es un experto, en esa sede el sábado 11 de septiembre de 2010 a las 5 pm. Él ha escogido como tema, y como título: “Gardel ADN, ¿final de partida?”. Es un tema muy apropiado porque resulta que la fanaticada gardeliana está dividida entre los que creen que Carlos Gardel nació en Tolousse (Francia) y fue llevado de niño a Buenos Aires, y exhiben la fotocopia de un registro de nacimiento a nombre de Charles Romualdo Gardés, hijo de Berta Gardés; y los que creen que nació en Tacuarembó en el Uruguay y también fue llevado de niño a Buenos Aires por su madre adoptiva doña Berta Gardés. Muerta doña Berta, la verdad se fue a la tumba con ella y no habría manera de develarla si la ciencia no hubiera descubierto la prueba del ADN que ha sido aplicada a un gran número de personas desde Tutankhamon y el Zar Nicolás II de Rusia hasta el policía de la esquina que se cree es el padre del hijo de la mujer del servicio que vive en mitad de la cuadra. Es una prueba tan sencilla como el análisis de las huellas dactilares. El Dr. Luciano opina que haciendo tal prueba a los restos de doña Berta y a los de Carlos Gardel se determinaría con toda precisión “si el cantante era hijo biológico de ella”, y de paso si era hijo biológico del coronel Escayola; o si no lo era. Si no era hijo biológico de doña Berta, resultaría que el Charles Romualdo Gardés que nació en Francia ¡Es otra persona! Hay otros indicios en ese sentido que han dado lugar a interminables discusiones bizantinas, pero la ciencia podría dar el fallo definitivo. Sólo que hay personas interesadas en impedir que se conozca la verdad y tal prueba no ha habido forma legal de llevarla a cabo. Tal es el tema que ocupa a francesistas y uruguayistas gardelianos y el Dr. Luciano va a explicarles a los habitantes de ese caluroso puerto sobre el río Magdalena, la segunda ciudad del Departamento de Caldas, que están interesados en saber algo acerca del tema, pero de manera racional y de boca de un hombre que, al decir de don José Gobello, “es el principal referente del tango en Colombia”, es el único miembro colombiano de la Academia Porteña del Lunfardo en Argentina, es académico correspondiente de la Academia del Tango de Argentina y académico correspondiente de la Academia del Tango de la República Oriental del Uruguay; pergaminos que acreditan los sólidos conocimientos que va a tratar de transmitir a su auditorio. Le deseo todo el éxito posible en esa charla que le escuché hace poco en la Casa de la Cultura del municipio de Bello durante los actos paralelos al Festival de Tango de Medellín 2010, en donde reafirmé mi adhesión a esa tesis por cuenta de las argumentaciones del Dr. Lucio. Cuando él y yo nos conocimos, yo era francesista, pero ahora soy uruguayista “no emocional” sino por convicción.

ORLANDO RAMÍREZ CASAS



Afiche de su conferencia en Bello durante el pasado mes de julio.



DEBATE PRINCIPE CUBANO Y MI NOCHE TRISTE




DEBATE
PRINCIPE CUBANO
Y
MI NOCHE TRISTE

Dos grandes tangueros de Medellín Orlando Ramírez y Gustavo Escobar cruzan sus notas sobre un tango “Mi noche triste”

----------------


Hola, jóvenes:

La autoría del tango "Mi noche triste" que interpretó Carlos Gardel está oficialmente atribuida a Pascual Contursi (letra) y Samuel Castriota (música), teniendo claro que primero fue la música con el título de "Lita" y después vino la letra. Ayer (o antier, ya no recuerdo) les envié un texto que propone que tanto la letra como la música fueron plagiadas de un "bambuco" cubano y hablan de un cubano que residió en Buenos Aires (Argentina) al que apodaban "El príncipe". No me atrevo a opinar sobre el asunto, porque "doctores tiene la Santa Madre Iglesia tanguera" que saben responder a ese asunto; pero en los correos que van y vienen sobre el tema acabo de recibir éste que agrega el ingrediente de que "el príncipe cubano" no era cubano sino argentino. No sabría decir si allí hubo plagio, pero llama poderosamente mi atención que se hable de "bambucos cubanos" y no sé si algo tenga que ver con aquello de que también hay tangos colombianos. Son varios, y "Lejos de ti", que es el que más se oye, es de la autoría de Julio Erazo, un costeño que hizo parte de los "Corraleros de Majagual", según tengo entendido, lo que da a entender que también hay "tangos costeños".

ORLANDO RAMÍREZ CASAS
--------------------------------------------------------------
Mi apreciado Hugo:

En relación con la autoría del tango "Mi noche triste" creo que existe una confusión. Primero el tango data de 1916 y no de 1919 como lo indica el informante. Ahora, ANGEL SANTOS CARREÑO era argentino nacido en marzo de 1880. Su seudónimo fue "Príncipe cubano " y fue el presentador oficial por años de la orquesta del Juan D´Arienzo en "El Chantecler". Según Horacio Ferrer Ángel Santos Carreño es autor
de un tango titulado "Horas tristes". Pienso que eso originó la confusión.
Debemos recordar que este tango, "Mi noche triste" se tituló originalmente "Lita"
Yo jamás dudo de la honestidad de la honestidad del poeta Pascual Contursi.
En su libro "Las mejores letras de tango",el investigador Héctor Angel Bebedetti (Pág. 117) se lee:
MI NOCHE TRISTE (nació como un tango instrumental con el título de "Lita"; Contursi llamó primero a su letra Percanta que me amuraste- Tango Letra de Pascual Contursi (tiene otra letra de Alicia Contursi, su hija), Música de Samuel Castriota.

Un abrazo.

Gustavo Escobar Vélez